viernes, 22 de mayo de 2009

Plan del Arte en Navarra por Iñaki Arzoz. Parte 1


Juan Ramon Corpas, consejero de Cultura y Turismo de Navarra.
El plan, la red y el centro.

Se ha presentado el “Plan global de fomento y desarrollo del arte contemporáneo en Navarra” y aparte de las declaraciones positivas de los políticos y un certero artículo crítico de Alicia Ezker (“¿Tenemos un plan?”), apenas ha habido reacciones sobre el mismo. Ya que es el primer esfuerzo por parte del Gobierno de Navarra -largamente demandado- para poner remedio a una situación catastrófica, justo es que lo valoremos de forma constructiva, destacando tanto los aspectos negativos como los positivos.
No obstante, lo primero que hay que señalar es que la normalización del arte contemporáneo es la asignatura cultural pendiente de las instituciones públicas de Navarra. Al día de hoy, el arte contemporáneo no cuenta en Navarra con una política clara ni con espacios públicos específicos y permanentes. Y es una constatación elemental que nuestra comunidad lleva un par de décadas de retraso respecto a nuestro entorno.
Para remediar esta situación, el plan establece la contraposición de dos modelos -el centro o la red de espacios- apostando claramente por este último. En principio, la mayoría de artistas hemos sido más partidarios del centro, ya que su creación garantizaría la existencia y la continuidad de, al menos, un espacio especializado. No obstante, curados del efecto Guggenheim, basado en un modelo centralizador, tampoco hay que rechazar el planteamiento del modelo de red de espacios pues, dada la situación actual de precariedad y bajo ciertas condiciones, puede resultar más operativo para la creación contemporánea.
El problema es que en Navarra no hay que conectar la red, sino crear los nodos que la formarían, ya que Ciudadela, Baluarte o el Centro de Huarte, no son todavía esos espacios de arte contemporáneo, sino simples lugares de exposición. Es preciso refundar esos lugares como verdaderos espacios de creación, definiendo líneas de actuación y habilitándolos para que puedan funcionar de manera coordinada.
Por otra parte, la opción de la red de espacios, con todo el atractivo de su autonomía flexible, no debe hacernos olvidar el valor de un gran espacio en un solar céntrico como la antigua Estación de autobuses. En este sentido, no nos gustaría que la red de espacios fuera la excusa para entregar a la iniciativa privada otro solar estratégico para la ciudad como ocurrió con el Corte Inglés.
Por otra parte, la red también puede tener un nodo central y desconfiamos de que un Museo de Navarra desdoblado como espacio de arte moderno, pueda funcionar también como ese centro de arte contemporáneo.
La gestión y coordinación de la red requiere, parece obvio, menos esfuerzo presupuestario, pero mucho más esfuerzo de coordinación creativa en cuanto a programación y actividades. Y en este sentido la figura del gestor independiente con experiencia más que un funcionario (que puede asistir al gestor en ciertos aspectos), parece la opción más cabal.
Iñaki Arzoz.

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