Después de la notable “No habrá paz para los malvados”, el nuevo policíaco español se llama “Grupo 7”, de Alberto Rodríguez, un más que solvente thriller nacional que aspira a refundar el género por estos lares…
La historia mil veces vista de un violento equipo policial trasladada al ambiente de las razzias antidroga durante la Exposición Universal de Sevilla de 1992, está llena de verosimilitud y aspereza. El director consigue filmar con nervio una sólida panorámica de un mundo de violencia y corrupción pero también de soledades y humillaciones que comparten policías y delincuentes.
La presencia funcional del galán Mario Casas se ve compensada por el hosco Antonio de la Torre y un plantel de secundarios que parecen sacados de alguna turbia comisaría sevillana.
Una ambientación convincente y una fotografía matizada completan la buena factura de este brote verde de thriller cañí que por fin parece haber encontrado su lugar, sus ambientes y su lenguaje.
Animo para estos jóvenes cineastas –que ya han metabolizado la influencia norteamericana-; nuestra historia reciente está repleta de bonitos argumentos para sus películas…
Para los amantes del buen género negro.
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