El libro de Eli: postapocalipsis cristiano.
Aunque parezca mentira seguimos vivos y hoy con una película bastante interesante.
Después de “The Road” llega a nuestras pantallas “El Libro de Eli”, otro thriller postapocalíptico, firmado por los hermanos Albert y Allan Hughes, a los que recordamos por “Desde el infierno”, la versión del cómic de Alan Moore.
En este caso, la película no pretende escapar de su sentido y factura como producto de subgénero, lo cual nos permite disfrutarla con menos expectativas y más tranquilidad.
Las andanzas de Eli, el guerrero místico que custodia la última biblia de un malvado cacique en un desierto polvoriento, además de a Mad Max, saben a spaghetti western y a película de samuráis. Lo de menos es el tema cristiano encarnado en la biblia, que a los norteamericanos les debe encantar, pero que cumple su papel de Macguffin. En cualquier caso, al final, la película nos libra de ese tufillo a catequesis y nos remite al universo de “Cántico a San Leibowitz”, el clásico de ciencia ficción humanista de Walter M. Miller.
La fotografía grisácea de Don Burgess ambienta a la perfección y la pareja Denzel Washington, parco y convincente, y Gary Oldman, histriónico e igualmente convincente, apañan una función entretenida y con cierto empaque.
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