Al final tuvo que ser de nuevo Peter
Jackson –desplazando a Guillermo del Toro- el que se hiciera cargo de “El
Hobbit”, que funciona como una precuela de “El Señor de los Anillos”. Pesó más
la explotación de la marca que una nueva mirada estética al universo de
Tolkien…
El resultado es una película en las
mismas claves que la trilogía pero hipertrofiada por la larga duración,
especialmente por el alargamiento de algunas escenas y la invención de escenas
(tomadas de apuntes de Tolkien) que lastran la narración. Lo que podría haber
funcionado como una sola película o dos partes, se extiende a tres,
innecesariamente…
No obstante, la película tiene
buenas escenas, escenarios fantásticos y efectos especiales espectaculares. Y
vuelve a hacer acto de presencia el siniestro Gollum y un nuevo mago Radagast,
un chamán totalmente friki. La mayor diferencia respecto a la saga quizá sea el
tono de comedia que marca la presencia de los enanos. A veces parece que
estamos asistiendo a una recreación de “Blancanieves y los 7 enanitos” más que
a una incursión en el universo de la Tierra Media.
“El Hobbit” de Peter Jackon es la
película que podríamos esperar: cuidada, minuciosa, épica, con innegable olfato
comercial pero quizá ya algo anticuada. Esperemos
que vaya mejorando en las siguientes entregas…
Para los fans de Tolkien y de la
saga…
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