‘Holy Motors’, la ya mítica película
de Leos Carax –ganadora del último Festival de Sitges- es lo que coloquialmente
llamaríamos, una marcianada pero una
marcianada estimulante…
El viaje a lo largo de todo un día del
misterioso Sr. Oscar (Denis Lavant) en una limusina interpretando escenas de
diferentes personajes –banquero, mendiga, moribundo, asesino, etc.- supone una
suerte de recorrido por las ficciones y los tortuosos sueños del cine y el
mundo contemporáneo.
Película inclasificable, surrealista
sin complejos, que complacerá a muchos por su experimentalismo socarrón pero
que irritará a la mayoría de espectadores bienpensantes… Lo que no se puede
negar es que pese a su vocación vanguardista resulta sorprendente y divertida,
un punto libertaria, lo que ya es un logro en si mismo.
Y nos queda la duda, que señalaba un
crítico malhumorado: ¿Cómo habrá convencido Carax a Kylie Minogue y Eva Mendes
para participar en semejante engendro?
Suban a la limusina de estos ‘santos
motores’ (holy motors), solo aquellos que compartan el espíritu viajero del
cine…
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