De la mano de su director, Kenneth Branagh, por fin desciende a nuestras mortales salas “Thor”, el último superhéroe, del cómic al cine.
Recordando la fallida experiencia de “Frankenstein”, nos habían advertido de los aires sespirianos que podía traer, pero aparte de un par de escenas familiares, todo se resuelve con un guión bastante ligero de pura acción pasablemente entretenido.
La trama va saltando entre dos planos -las intrigas dinásticas en el espacio y las aventuras del semidiós desterrado- aliñada con correctos efectos especiales 3D y poco más…lo justo para preparar la segunda parte.
Se le ha reprochado el barroquismo de la estética camp, pero resulta difícil visualizar el universo Marvel sin caer en algún exceso y eso que Thor no lleva melena ni casco de cuernos…
Hay un buen puñado de buenos actores implicados en el producto, capitaneados por Anthony Hopkins y Natalie Portman, que no lucen lo suficiente, pues su único papel es escoltar al pedazo de carne de Chris Hemsworth.
En fin, podía haber resultado peor, pero al menos no se nos han atragantado las palomitas.
Para aficionados a los superhéroes, y los seguidores del director británico que se consuelen revisando “Enrique V”.
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