“El nombre del viento. La Crónica del Asesino de Reyes: Primer día” es la primera novela de fantasy publicada de Patrick Rothfuss (1973), profesor de literatura de la Universidad de Wisconsin.
Su debut ha sido saludado por la crítica como el más prometedor del género de esta década y como una combinación de J R. R. Tolkien, Ursula K. Le Guin y George R.R. Martin…
Desde la publicación en 2007 de este novelón de cerca de 900 páginas, sus lectores esperan ávidamente la segunda entrega de la que se pretende una trilogía, que se titulará “The Wise Man’s Fear” (que se publicará supuestamente en marzo de 2011).
La historia de iniciación de Kvothe, el hijo huérfano de titiriteros ambulantes convertido en estudiante de magia de La Universidad (llamada “simpatía” en la novela), se asemeja a las de Robin Hobb o Anseld Audley. No hay mayor novedad en sus personajes o su argumento, tampoco en el diseño de un recurrente escenario vagamente inspirado en la baja edad media. Pero hay que reconocer que, pese a su falta de originalidad, está escrita con bastante corrección y fluidez y las peripecias resultan tan entretenidas que llegan a atraparte. Especialmente destacable es todo lo relacionado con el mundo de la música y los bardos y con la imaginaria universidad de magia -con su mítica Biblioteca del Arcano- donde se desarrolla gran parte de su historia.
Mientras esperamos la siguiente entrega de “Canción de hielo y fuego” de Martin, “El nombre del viento” puede resultar un buen tentempié… No llega a ser tan elaborada en los detalles como los clásicos de la fantasy ni tan cruda o violenta como las sagas más recientes, pero sabe combinar con equilibrio la introspección, la aventura y el misterio. Y su autor, aún promete madurar con buen estilo…
Para los aficionados a la fantasy de calidad y a la literatura fantástica en general.
“He robado princesas a reyes agónicos.
Incendié la ciudad de Trebon.
He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo.
Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar.
He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día.
He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos.
Me llamo Kvothe. Quizá hayas oído hablar de mí."
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